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La Agenda 2030 es una serie de 17 objetivos globales que fueron presentados por las Naciones Unidas en el año 2015, con la finalidad de poner fin a la pobreza, proteger el planeta, asegurar el acceso a los derechos básicos y fundamentales para todos los habitantes y garantizar un mundo de paz y prosperidad. Estos 17 propósitos son conocidos como los Objetivos para el Desarrollo Sostenible, los ODS. Para alcanzarlos, es necesaria la participación coordinada de Estados, empresas, asociaciones civiles y cada uno de nosotros y nosotras. Desde la propuesta de Naciones Unidas hasta la actualidad es poco lo que se avanzó. En MTH Escuela vamos a revisar cada uno de ellos y el grado de avance o retroceso que tuvieron.
El ODS N° 11 propone que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles. La sostenibilidad consiste en cubrir las necesidades que tenemos las personas en la actualidad, pero sin comprometer la posibilidad de cubrir las necesidades que tendrán las generaciones futuras. Es una especie de solidaridad y responsabilidad que va desde el presente hacia el futuro.
Nosotros no podemos utilizar toda el agua dulce del planeta, porque es un recurso que lo necesitarán las personas que vivan dentro de decenas o cientos de años. Lo mismo ocurre con la economía. La sociedad necesita del crecimiento económico y del desarrollo para mejorar la calidad de vida de las personas, pero debe hacerlo bajo estrictas normas de conservación y protección del medio ambiente.
Este ODS tiene 7 metas específicas. La 11.1 plantea asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados. La meta 11.2 habla de garantizar el acceso al transporte público y a la ampliación de estos sistemas de movilidad. La 11.3 invita a aumentar la urbanización inclusiva y sostenible, con el firme objetivo de reducir la existencia de barrios precarios. La meta 11.4 apunta a proteger el patrimonio cultural y natural.
La 11.5 propone reducir significativamente el número de muertes y los daños económicos causados por los desastres naturales, a partir de una mejora en la infraestructura de las ciudades y comunidades. Las metas 11.6 y 11.7 se vinculan, ya que la primera procura reducir el impacto ambiental negativo que tienen las grandes ciudades, mientras que la segunda invita a ampliar los espacios verdes en todas las grandes urbes.
¿Por qué se pone tanto énfasis en lo que ocurre en las ciudades? Porque más de la mitad de la población mundial vive en conglomerados urbanos. Según Naciones Unidas, el 55% de los 8.000 millones de habitantes que tiene el planeta viven en ciudades.
Y esa proporción podría llegar hasta el 70%, en el 2050. Cerca del 25% de la población urbana vive en barrios precarios, los que carecen de servicios básicos, acceso al transporte y condiciones de salubridad adecuadas. Las ciudades, pese a que ocupan solo el 3% de la superficie terrestre, son las responsables del 70% de las emisiones de carbono perjudiciales para el planeta y consumen entre el 60 y el 80% de la energía que se consume a diario en todo el mundo. En síntesis, las zonas urbanizadas son las grandes responsables de la contaminación ambiental, por lo que es urgente adecuarlas a formas de vida sostenibles.
Pese a que somos el octavo país más grande del mundo, la Argentina tiene al 92% de la población que vive en ciudades, con el conglomerado del AMBA, compuesto por la Ciudad de Buenos Aires y el Área Metropolitana del Gran Buenos Aires, como el tercer espacio urbano más habitado del América, detrás de San Pablo, en Brasil y la ciudad de México.
En Misiones la situación es un tanto diferente, ya que todavía contamos con una importante proporción de población rural. De todas formas, el crecimiento urbano que se registró en las últimas décadas es notorio y enfrenta los mismos problemas que el resto del mundo: deficiencias en los servicios de transporte, desigualdad en el acceso a los servicios básicos de agua, cloacas y energía y dificultades en la planificación del crecimiento urbano de las ciudades. Sostener el actual crecimiento de la provincia es un desafío para el futuro, hacerlo de forma sostenible es una obligación para todos los misioneros.