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Puente Viesgo, en la comarca de los Valles Pasiegos de Cantabria, se constituyó como núcleo de población en la Baja Edad Media, a los dos lados de un puente sobre el río Pas, que dio nombre al municipio. En la Alta Edad Media, la villa se incluyó en el valle de Toranzo de la Merindad de las Asturias de Santillana, siendo un lugar estratégico de vigilancia de los valles de Toranzo y Piélagos, además de paso obligado hacia la meseta castellana. Su población se documenta desde el año 1000, dependiendo del señorío abacial de Santa Cruz de Castañeda o de Santillana del Mar.
Posteriormente, el valle pasó a depender del señorío de los marqueses de Aguilar de Campoo, y más tarde del Real Valle de Toranzo. Los siglos XVII y XVIII fueron su época de apogeo económico, construyéndose las numerosas casonas que vemos en la actualidad.
Son famosas sus cuevas del Monte Castillo, declaradas en 2008 Patrimonio de la Humanidad.
Puente Viesgo recibió el Premio Conde de Guadalhorce en 1965, y también fue galardonado con el premio Pueblo de Cantabria 2007.
Su famoso Hotel Balneario, con hermosas vistas de la localidad, está compuesto por dos grandes edificios comunicados por un corredor subterráneo. Sus aguas termales, minero medicinales, declaradas de utilidad pública en 1862, se aprovechaban desde el siglo XVIII, cuando ya existían casas de baños de agua caliente sulfurosa, para todo género de dolencias.
El balneario posee un gran jardín para disfrutar de la naturaleza tomando un almuerzo o un aperitivo en la Cafetería El Parque.
La Casona de Fuentes-Pila es la actual casa consistorial. Fue proyectada por Javier González de Riancho en el año 1928 con arquitectura barroca nobiliaria típica de Cantabria, mezclando sus elementos.
A su lado está la Iglesia de San Miguel, del siglo XVII, que únicamente conserva de esa época la torre y una de las capillas. Tras su gran restauración a mediados del siglo pasado, ahora predomina el estilo neorrománico.
Al interior se accede habitualmente por la puerta del muro oeste, de fábrica más sencilla. Tiene planta rectangular, tres naves y ábside semicircular, y el crucero se corona con cúpula sobre trompas. El ábside está decorado con un friso escultórico del apostolado y los capiteles de las columnas tienen motivos bíblicos de estilo románico.
Frente al balneario sale, paralela al río Pas, la “Vía Verde“, un paseo respetuoso con la naturaleza construido sobre la antigua vía del ferrocarril Astillero-Ontaneda.
A pocos metros encontramos de la antigua estación, que ahora es espacio cultural y expositivo. También la locomotora alemana a vapor de 1913, Reyerta, de uso industrial y ancho métrico, que prestó servicio hasta mediados de los años 70 del siglo pasado y que ha sido restaurada.
Continuando el camino llegamos a un puente peatonal de madera construido en 2003. Los salmones y las truchas tienen una escala salmonera, para remontar el río hasta sus frezaderos. Esta presa ha creado un espacio para el baño.
Tras cruzar el puente, encontramos su secreto mejor guardado. Una ruta corta y bonita de 500 metros, para disfrutar del sonido relajante de su caudal. A la derecha, un sendero arbolado nos introduce en la Senda de los Pescadores, ofreciéndonos unas imágenes impactantes de la erosión sufrida en el cauce del río. Un maravilloso paisaje de aguas verdes y calizas blancas con impactantes “esculturas” en las márgenes.
El sendero no tiene pérdida, y se disfruta de la belleza del río, sus cascadas y remansos. A través de este camino excavado en la roca descubrimos un lugar paradisíaco y único, que combina naturaleza y ecologismo.
El río Pas, truchero y salmonero por excelencia, nace de diversos manantiales de los montes de Pie de Castro Valvanera y Peñas Negras en Vega de Pas.
En el municipio de Puente Viesgo, se localizan seis de los siete cotos que existen en este río, uno de los más salmoneros de la región, junto con el Asón. Los pescadores, con sus cañas y aperos, desde el 1 de abril hasta el 30 de Junio, o cuando se complete el cupo máximo anual, capturan ejemplares de 4 o 5 kilos. El arte de la pesca, sin muerte o captura o suelta, debe ser una obligación y está prohibido el empleo de cucharas, devones y todo aparejo que tenga más de un anzuelo. El salmón salvaje pescado en el río no se puede comercializar.
En este río de pescadores y en las cercanas cuevas buscaron alimento y cobijo los humanos hace 150.000 años. El Homo sapiens y Homo neanderthalensis, fueron sus primeros pescadores.
Seguimos caminando entre calizas y rocas detríticas, disfrutamos del paseo, pensando que el estado de un río refleja la calidad ambiental de un territorio. Y este lugar, inmerso en mitad de la naturaleza en ebullición nos da esa sensación.
El trayecto finaliza en una plaza, tras pasar bajo el puente, donde se encuentra la bolera del pueblo.
Puente Viesgo es un pueblo encantador, repleto bellos senderos, con un balneario para relajarse y los tesoros prehistóricos en sus cuevas del Monte Castillo.