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Vilma nació en Andahuaylillas y tiene tres hijos, una mujer y dos varones. Su marido tuvo un accidente cuando ella estaba embarazada de su primera hija y ella adquirió la responsabilidad económica de la familia.
Tras mucho suplicar, los fundadores del proyecto Q’ewar le ofrecieron usar su casa como una guardería para los hijos de las mujeres que trabajaban. Después de un tiempo, se puso a cubrir una vacante en el taller y se quedó ya que se le daba muy bien. Finalmente un día tomó la iniciativa de ponerse a dibujar las caras de las muñecas, y le salió tan bien que también continuó haciéndolo.
Ahora lleva quince años trabajando en el proyecto y coordina el taller de confección y dibuja el contorno y rostro de las muñecas. Está orgullosa de sus logros, y muy agradecida de las oportunidades que sus hijos tienen ahora gracias a estos.