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Gestiona Tus Emociones Destructivas
¡Hola! Soy Sandra Burgos y esto es 30K Coaching, tu gimnasio emocional.
Todas las personas experimentamos emociones destructivas de vez en cuando. Las reconocerás porque dan lugar a actos que te dañan a ti o dañan a las personas con quienes te relacionas. Alguna gente las llama, directamente, emociones negativas.
También se les puede llamar así, pero aquí utilizaré el término "destructivas" para que seas especialmente consciente de que una emoción, en sí, no tiene carga negativa ni positiva, pero sí lo tienen sus consecuencias.
Las emociones destructivas básicas son la tristeza, el enfado, el miedo y el disgusto, y éstas derivan en infinidad de variantes.
En el microentrenamiento de hoy aprenderás 3 formas de gestionarlas para evitar las consecuencias negativas en ti y en tu entorno.
Mathieu Ricard es un estudioso occidental del budismo tibetano, y ha analizado los procesos que estos maestros de la gestión emocional emplean para el tratamiento de las emociones destructivas.
Existen 3 niveles de gestión emocional: el principiante, el intermedio y el avanzado. Vamos a verlos uno a uno.
El nivel principiante de la gestión de las emociones destructivas consiste en el empleo de antídotos.
Aunque pueda sonar un poco místico, en realidad, un antídoto es una emoción constructiva opuesta a la emoción destructiva con la que se quiere trabajar.
En lo que consiste este nivel es en sustituir una emoción por su opuesta. Por ejemplo, cuando sientas odio hacia una persona, lo que debes hacer en este nivel es sustituir ese odio por amor.
Si crees que es imposible, pruébalo. Y si te concentrar realmente en ello, verás que el cambio no será radical, pero el odio disminuirá considerablemente.
Existen tantos antídotos como emociones destructivas así que, cuando experimentes una en particular, piensa primero en cuál crees que será su opuesta y sustitúyela.
El nivel intermedio de la gestión emocional consiste en la aplicación del antídoto común.
Según los budistas tibetanos, existe un antídoto común a todas las emociones destructivas, y éste es la meditación.
Cuando experimentes una emoción dañina, sea cual sea, detente a observarla. Concéntrate por un momento en ti misma o en ti mismo y presta total atención a ese estado emocional. Experiméntala tal cual ha llegado y céntrate en los signos físicos de esa emoción en tu cuerpo.
La primera vez que hagas esto sentirás algo de inquietud. Es el impulso de tu cuerpo a expresarla destructivamente, como ha hecho siempre hasta ahora. Pero no dejes que ese impulso te gane.
Si realizas esta práctica persistentemente con cada emoción destructiva, poco a poco ocurrirá casi sin esfuerzo, e irás descubriendo la verdadera naturaleza de las emociones: están vacías. Y cuando te des cuenta de esto perderán toda su importancia.
Finalmente, el nivel avanzado de la gestión de las emociones destructivas consiste en la transformación de las mismas. Pero sólo podrás llegar a este nivel a través del perfecto dominio de los dos niveles anteriores.
De hecho, puede ser realmente peligroso intentar implementar este nivel cuando los procesos anteriores siguen inmaduros, porque el efecto podría ser exactamente el opuesto al deseado.
De lo que trata este nivel es de utilizar la emoción destructiva como catalizador. Te explico: si hay algo bueno que tienen las emociones destructivas es la energía que proyectan. Suelen venir con mucha más fuerza que las emociones constructivas.
Si tomas esa fuerza y, en lugar de tratar de calmarla, la utilizas para desplazarte en la dirección que decidas, el resultado puede ser una consecuencia increíblemente positiva. Pero lo complicado es tomar la decisión más beneficiosa y hacerlo sin objetivos destructivos ocultos.
Por ejemplo, imagina que lo que sientes es envidia. Hay una persona en tu entorno que tiene muchísimo éxito y es un éxito que tú deseas pero no tienes.
El impulso natural de la envidia es la destrucción de aquella persona que posee lo que tú deseas. Y de hecho, la envidia es una emoción muy poderosa. Si la dejas actuar, destruirá... y no sólo a la otra persona, sino sobre todo, a ti misma.
En este nivel nivel avanzado, tomas todo la fuerza que desprende tu envidia y la transformas en energía de autosuperación. Hay un éxito que estás deseando tener y ahora mismo posees esa sobrecarga energética que, si tú lo decides, te puede impulsar hacia esos resultados.
Lo que tienes que tener 100% claro es que tu decisión no puede estar vinculada a la otra persona. Es decir, tu objetivo no es restar éxito a esa persona ni siquiera obtener más éxito que ella. Tu objetivo es conseguir el resultado que buscas en TU vida.
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