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Qué opinarán los italianos de pura cepa del tiramisú que preparan en Rocacho Plaza ante los ojos del comensal... 🤔 El camarero superpone láminas de pavesini, fino y firme bizcocho que empapa con café descafeinado y marsala (vino fortificado siciliano), y crema de queso mascarpone antes de cubrir el conjunto espolvoreando cacao natural. Más de un italo y más de dos se escandalizarán ante el sencillo espectáculo, como acreditan las reacciones de más de dos amigos ante las historias de Instagram donde yo mostraba la operación, pero lo cierto es que el resultado era bien resultón y, al margen de academicismos y sentimentalismos, satisfactorio.
Cuento en LQCDM / Lo que Coma don Manuel (loquecomadonma...) mi visita al restaurante madrileño, donde la recomendación es no eludir sus clásicos particulares (cecina de buey, ensaladilla rusa, bacalao en tempura de tinta de calamar...), alertar al parrillero de que no se pase con la llama a la hora de asar la chuleta de rigor y disfrutar en buena compañía de un espacio agradable y más que agradable. Yo, que presumiblemente regresaré solo, pediré uno de los arroces y fideuás “de barra”, individuales, que acaban de incorporar a su oferta más informal, opción a priori idónea para llaneros solitarios que, por fin, no se tendrán que quedar con las ganas por el mero hecho de acudir sin compañía. Se sirven en barra, claro, y en mesas altas, como parte de su propuesta de picoteo, y en horario ininterrumpido de 12:00 a 23:00 horas.