Como siempre en Argentina, ANAC prohíbe en lugar de pensar en progresar y llevar a cabo las investigaciones y desarrollos necesarios para adaptar el combustible a las necesidades del mercado (o adaptar los aviones al combustible). El mercado está creciendo en cuanto a nuevos aviones con nuevos motores (ejemplo: Rotax 912 a 915, UL-Power, Honda, Yamaha y otros motores automotrices) con tecnologías mucho más modernas y eficientes que las de los motores de aviación certificados, pero necesitan utilizar principalmente nafta sin plomo (automotriz). De nada sirve meter la cabeza bajo tierra como el avestruz. No se trata de elegir beneficiar al usuario (como en Chile) o a la industria del BioEtanol (como acá), sin tener en cuenta el progreso de los motores y los costos operativos (usar 100LL requiere el doble de mantenimiento en los motores modernos). La solución inmediata sería, a mi entender, y mientras esperamos la llegada de la "100LL" sin plomo, bajar a un máximo de 10% de etanol en las naftas automotrices, y así cumplir con los requerimientos de los fabricantes de motores no certificados para la aviación (sobre todo la experimental). Prohibiendo, solo fomentan la informalidad, finalmente aumentando los riesgos, y favoreciendo únicamente a las compañías aseguradoras, que encuentran excusas para no pagar los siniestros (aunque nada tengan que ver con el combustible utilizado).