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XXXII Domingo Ordinario, Ciclo A.
“Estén, pues, preparados, porque no saben ni el día ni la hora”
Mt. 25, 13
El camino de la santidad… requiere que estemos «con las lámparas encendidas» (Lc 12,35) y permanezcamos atentos: « (1 Ts 5,6)” (EG 164). Sin embargo, a veces nos entreguemos al sueño y nos acostumbramos a todo e incluso a vivir mal.
En nuestra vida personal debemos mantener una reserva espiritual especialmente para esos momentos que no son de gozo, porque si somos negligentes nos perderemos la participación en el banquete.
En nuestra vida comunitaria hay personas que se “duermen” y no esperan a Cristo por lo cual viven de cualquier manera. Por ello, la espera es personal, pues no se puede compartir el aceite y si no estamos preparados, pese a no saber el día y la hora corremos el riesgo de encontrarnos con la puerta cerrada
Meditación por: Eduard Alberto Padilla Moncada, Pbro.
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